Se trata de la cabeza de ajo común sometida a un proceso de cocción y fermentación en hornos especiales, con temperatura y humedad controladas.
Sus
beneficios para el organismo
- Tiene efecto hipotensor y, por eso, es saludable para personas con presión alta.
- Además, baja el colesterol malo y el nivel de lípidos en sangre. Por ello, ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares.
- La alicina, uno de sus principales componentes, fortalece el sistema inmunitario y aumenta las defensas del organismo, en especial durante los procesos alérgicos.
- Es un energizante natural y un vigorizante corporal, ideal para ser consumido por deportistas y atletas de alto rendimiento. También combate el estrés y la depresión.
- Limpia los riñones y es protector de las arterias, ya que contribuye a evitar su calcificación.
- Regulariza el tránsito intestinal y favorece la digestión.
- Por su alto contenido de fósforo y azufre, actúa como un sedante especial para los nervios. Además, ayuda a regularizar el sueño.
- Es bueno para quienes sufren asma y otros problemas respiratorios.
- Ayuda en la cicatrización de heridas y en el fortalecimiento óseo.
- Mantiene activas las neuronas.
Su textura no es en absoluto la de un producto quemado, sino que son muy
tiernos, de una textura sorprendentemente blanda. Esta textura blanda los hace muy apropiados para untar con ellos por ejemplo rebanadas de pan y preparar
unas tostas con los ingredientes que más nos gusten. Eso sí, cuidado porque
manchan. Tiene
un sabor profundo pero suave, con notas
ligeramente afrutadas, y a regaliz, creando una curiosa mezcla de matices
dulces, ácidos y salados.
Como receta sencilla podemos poner una de Juan Mari Arzak: Una tosta de pan casero con unas láminas de salmón ahumado, unas pipas de girasol fritas, unos trozos de ajo negro
y unas ramas de cebollino.
y unas ramas de cebollino.
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