Diderot

"En la sociedad hay dos clases de personas, los médicos y los cocineros; unos trabajan sin descanso para conservar nuestra salud y los otros para destruirla, con la diferencia de que los últimos están más convencidos de lo que hacen que los primeros." -.Denis Diderot.-

sábado, 3 de noviembre de 2012

El bonito hábito del vermut de los festivos

      Hace tiempo que no me prodigaba en estas "rutas" gastronómico-sociales donde entre caña y caña - o vermouth, aprovechamos para hablar de lo divino y de lo humano, de nuestras inquietudes, preocupaciones y miserias.Una bonita escusa para vernos y pasear, tomar el sol y recuperar antiguas sensaciones con los amigos... En definitiva uno de esos pequeños placeres de los días de fiesta.
    Como hacemos desde hace años, quedamos en la plaza de Chueca, todos vivimos cerca y es un lugar magnífico para empezar. Aquí encontramos la taberna Ángel Sierra.
      El vermut es bastante bueno, no tanto la cerveza, que a veces está demasiado floja y no muy fría En cuanto a las tapas, los boquerones en vinagre, el atún en escabeche y las patatas están bastante bien. 
Como parte negativa dos cosas, la parte de la barra está siempre muy llena y más los días de fiesta y, con la normativa municipal de no poder sacar los vasos a la calle se pierde ese encanto de tomar la caña al solecito, también es cierto que a veces está mas vacía la parte de atrás, el segundo aspecto negativo es que, en los últimos años los camareros se han ganado, merecidamente, una fama de antipáticos e incluso maleducados, pero bueno, es un clásico que por lo menos hay que ver. 
      
bodegassierra    Taberna Ángel Sierra en la calle Gravina, 11

      Un lugar con pileta de estaño de esas que cada vez quedan menos  frescos pintados en el techo junto a lámparas de estilo palaciego y una decoración en maderas auténtica de principios del siglo XX.


      Una vez iniciada la ruta subimos por la calle Gravina hacia la calle Farmacia, y desde aquí a la calle Colón, donde en el número 13 encontramos la cervecería La Ardosa, una bodega que tiene su origen en 1892, aunque bien es cierto que su ague fundamental se realiza en los años 80 cuando se empiezan a servir cervezas de importación como la inglesa BASS y con la alemana WARSTEINER y el gran atractivo del que era el único grifo de la ciudad del que brotaba la legítima Guinness, la cerveza negra y espesa, orgullo de Irlanda, amarga y nutritiva, que aquí se sirve premiosamente decantada, coronada por un copete de cremosa espuma y su concurso de pintas. 
      En cuanto a las tapas podemos encontrar morcillas,  huevas de maruca, tostas de sardina ahumada o de gildas de langostino de Ibarra y de arenques marinados al Jerez.Pero sin duda un clásico de toda la vida es la tortilla de patatas con cebolla de doña Concha Marfil,dueña a la sazón del local.
      Un lugar básico del tapeo donde coincidir con rostros famosos de la cultura madrileña... Cuántas horas y amigos han pasado por debajo de la barra camino de los servicios...
Bodegas la ardosa
    Bodegas la Ardosa, Calle Colón, 13

 Tras una cerveza con aceitunas verdes vamos a por la tercera. Calle Colón hasta la plaza de San Ildefonso, Calle de la Corredera Baja de San Pablo y después por la de El Escorial hasta la Calle de la Madera, donde en el número 37 está Casa Julio.

Casa Julio
    Casa Julio, calle de la Madera, 37
  
      Bueno, lo primero que habría que decir es que lleva abierto desde 1921, que es uno de los clásicos del barrio desde hace años, y cada vez es capaz de congregar a más gente.Tiene la imagen de las tabernas de principios del siglo XX y una anécdota curiosa, un periodista en 2008 llevó a U2 a este local para hacer una sesión  de fotos, después de aquella sesión Bono llegó a decir que eran las mejores croquetas que había tomado nunca, aquella anécdota colocó a Casa Julio en todas las guías.

U2 en casa Julio
Interior de Casa Julio 












U2 en el local en 2008 (foto de el país)
 
Pero si bien es cierto que las croquetas son tan buenas como originales - jamón, espinacas con pasas y queso gorgonzola, setas con puerro, picadillo, morcilla con membrillo- también están muy buenas al albóndigas, por poner un caso o la carne herreña, etc. acompañado por un vino de su extensa carta.
Por aquel entonces, creo recordar, el local cerró sus puertas para acometer una reforma, afortunadamente, la reforma fue un lavado de cara que mantuvo la esencia del lugar. 
Aún con los sabores de las delicias consumidas subimos hacia la calle del Espíritu Santo, nos dirigimos a la plaza de Juan Puyol y de allí, a la calle San Andrés.
Entramos en Casa Camacho, otro de los lugares de culto del vermut seco o con self. Típico bar español de los de toda la vida. Perfecto si es que se quiere conocer cómo eran los bares de aperitivos hace cincuenta años. La decoración está practicamente igual. La decoración con sus barricas a la vista, las especialidades en una pizarra... No es un lugar turístico sino verdaderamente auténtico. 
Para picar, imprescindible la anchoa en salazón o los pepinillos rellenos de anchoas o boquerones en vinagre.
Casa Camacho
    Casa Camacho un día cualquiera de la semana
fachada Casa Camacho

      Bueno, pues afrontamos la última etapa de la ruta bajando por la calle San Andrés hacia el Dos de Mayo, nos encontramos con la calle de la Palma, en el número 61 está Bodegas Rivas, posiblemente el vermut de grifo mejor de Madrid, al menos de los que yo conozco, sin duda por su elaboración  tradicional .
      La decoración, salvo unas tinajas ha pasado a ser como cualquier bar de la zona, pero lo que lo hace aún más auténtico, si cabe, es que ha ido pasando de padre a hijo desde 1923.
Bodegas Rivas
      
          Aquí, cuatro básicos, dos tradicionales el pincho de tortilla, rico, rico, y la tosta de anchoa en salazón y dos modernos la tosta de Salmón con cabrales y la de bacalao ahumado con el pan tostadito y su poquito de pimentón todas las tostas partidas por la mitad, o en tres, para compartir. Fundamental...
El Cangrejero      Y vamos al final de la etapa, calle de la Palma hacia adelante hasta llegar a la calle de Amaniel, allí, en el número 25, frente a la plaza de las Comendadoras, está el Cangrejero. Un local de puerta estrecha.
      Fue, durante años el lugar de Madrid donde se servía la mejor cerveza de la capital, a ello colaboraba de forma determinante la proximidad de la Fábrica de Mahou, que quedaba apenas a unos metros, en el número 29 de la misma calle, se llegó a decir que había una tubería que llevaba la cerveza directa desde la fábrica, lo que hacía de ella algo especial.
      Desde el cierre de la fábrica, de aquella cerveza sólo queda el recuerdo, sus tapas, que nunca fueron nada originales consistían en marisco y conservas eran,  y son, caras en esencia. El local lo encontré sin cuidar. Ángel, el dueño, antipático desde siempre.
      Lamentablemente este lugar nos dejó un poco fríos, tardaremos en volver...





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