Los champiñones son un alimento tan humilde como rico en el plato. Barato y nutritivo es el alimento que tiene más antioxidantes, se calcula que una ración de champiñón fresco de unos 100 gramos contiene aproximadamente el 15% de la cantidad diaria recomendada de selenio. Hay un sin fin de maneras de prepararlo, rellenos y gratinados, en crema, o como hago hoy simplemente al ajillo.
Ingredientes:
Ingredientes:
- Champiñones (que ya hemos limpiado)
- Una guindilla (optativo)
- 2 dientes de ajo
- 1/3 de vaso de vino blanco
- Aceite de oliva
- sal
En un par o tres de cucharadas de aceite ponemos la guindilla, si nos gustan picantes, sino nos saltamos este paso. También hay que tener en cuenta que si partimos la guindilla el resultado final será más picante que si la dejamos entera y aún picará más si dejamos las semillas. Aromatizamos el aceite durante un par de minutos.
Después añadimos los ajos cortados el láminas, es mejor así, ya que si los cortamos muy finos es casi seguro que se quemarán. En cualquier caso si se quieren picar muy finos para que no se noten en el plato, deberemos estar atentos para echar el champiñón casi de inmediato.
Cuando los ajos empiecen a tomar color, echamos los champiñones, y los pies, cortados en láminas no demasiado finas, ya que el champiñón merma mucho, la mayor parte es agua que irá soltando al cocinarse. Salamos.
Salteamos durante unos minutos a fuego medio fuerte. Al principio el champiñón soltará agua y se empezará a cocinar, debemos esperar que ese agua se evapore prácticamente del todo y el fondo de la sartén esté seco para añadir el vino blanco.
Esperamos de nuevo que se evapore el líquido casi por completo, probamos de sal y corregimos si es necesario. Yo suelo separar la guindilla y ponerla encima para que el comensal la pueda retirar y quede prevenido del sabor picante.
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