Ingredientes:
- Unos tomates maduros
- Una cebolla
- Dos dientes de ajo
- Aceite
- Azúcar
- Sal
- Una hoja de laurel (en la foto se escondió)
- Un vasito de vino blanco (opcional)
- Unas hojas de Albahaca (opcional)
- Pimiento verde (opcional)
Picamos de forma menuda los dientes de ajo y la cebolla (y el pimiento verde caso de utilizarlo)
- Ponemos a pochar el ajo y la cebolla (lógicamente también el pimiento verde), y mientras tanto pelamos los tomates, les quitamos las pepitas y les troceamos finalmente o los pasamos por un rallador.
- Una vez dorada la cebolla añadimos los tomates y la hoja de laurel, bajamos el fuego a medio-bajo.
- (si queremos añadir la albahaca, y el vino blanco este es el momento).
- Añadimos el azúcar - para quitarle la acidez- y la sal en partes iguales y removemos bien.
- Dejamos cocer a fuego suave (si lo ponemos un poco fuerte terminaremos con la cocina pintada de rojo, ya que empezará a saltar el tomate por todas partes) y es muy posible que se nos pegue al fondo.
- Según se vaya evaporando el líquido nos irá quedando más consistente, a nosotros nos gusta así.
- Esta es la textura final, en casa lo tomamos tal cual, con su textura, para los que lo quieran más fino, simplemente pasarlo por la batidora y un colador.